Henry Hathaway.

Henry Hathaway La trascendencia no aparece en las películas de Hathaway como alusión directa, pero sí de otras maneras más sutiles. Esto es patente en la comunión existente entre los personajes presentes y los ausentes, que en muchas ocasiones es propiciada por el sacrificio de uno de ellos, es decir, la donación de la propia vida en favor del otro. Estos sacrificios son una forma de trascendencia «en tanto que el personaje por el que el héroe se sacrifica no solo recibe el beneficio de su noble acción, sino, por añadidura, la exigencia moral del agradecimiento». La catolicidad de las películas de Hathaway, según Recacha, también pasa en gran medida por la presencia de elementos católicos (la Virgen, pasajes evangélicos en pintura, vidrieras, etc.) en relación con la puesta en escena o realización cinematográfica de una secuencia determinada y sus vínculos argumentales con el resto de la obra. Recacha acomete dos líneas analíticas para presentar lo que acabamos de decir: por un lado, analiza el filme Yo creo en ti (1948); y, por otro lado, estudia lo religioso en sus westerns. Yo creo en ti es un magnífico filme basado en hechos reales, cuya producción es muy cercana a lo ocurrido (tiempo, escenarios y personajes). En esta cinta, según Recacha, Hathaway logra dotar a sus imágenes de un doble sentido que sugiere un ambiente religioso. La «imaginación católica» de Yo creo en ti se concreta en la forma de tratar lo que a los ojos del creyente supone un milagro. Existe un momento, avanzada la película, en que ocurre algo que, por la relación que guarda con el resto de la narración (en sus símbolos, hechos y personajes) puede ser interpretado como una intervención divina en forma de milagro, pero también puede considerarse producto de la casualidad. Hathaway no cierra la cuestión, ya que el milagro solo se identifica como tal desde la fe, no se impone ni anula la libertad de la persona En cuanto a los westerns de Hathaway, Gutiérrez Recacha identifica una cierta convivencia entre los códigos morales del Antiguo Testamento —fundamentalmente, aplicaciones modernas de la ley del Talión— y los del Nuevo Testamento —basado sobre todo en el perdón. La venganza en un marco de ausencia de ley y justicia institucional vendrían a justificar esa primera forma de actuación moral ante el crimen. No obstante, la venganza es presentada de forma ambivalente: por un lado parece el único modo de garantizar la justicia; pero, por otro lado, muy fácilmente conduce al vengador a una situación de perversión. El héroe del western hathawayano es un personaje en proceso de desarrollo, de maduración. Por todo lo dicho, se puede afirmar que «el mecanismo fundamental de desarrollo moral en las películas de Hathaway es el encuentro con el otro». Destacan en este género Del infierno a Texas (1958) Nevada Smith (1966) y Valor de ley (1969).

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